jueves, 27 de mayo de 2010

La Actual Crisis Financiera


El Perú después de la crisis financiera internacional es otro. Antes de ésta, crecíamos a tasas aceleradas y el entusiasmos nos embargaba, al punto de llegar a considerarnos un nuevo milagro económico si lográbamos mantener ese ritmo de crecimiento por lo próximos años. Pero llegó la crisis, y la cosa cambió drásticamente, al punto que este año las proyecciones más entusiastas nos dicen que creceremos a tasas cercanos al 1.5%. No hay duda que la actual crisis financiera, de la que se afirma que “ya tocó fondo”, ha cambiado de manera importante no sólo al mercado financiero mundial sino que también a las relaciones económicas que en el futuro tendrán los países, y tal como sucede con las personas, las crisis sólo son los inicios de grandes cambios. Es indispensable entender desde un inicio, que esta crisis no es la primera y que mucho menos será la última. La macroeconomía ha tenido un empujón fuerte con esto, ya que esta crisis ha servido para evaluar los conocimientos desarrollos en la profesión durante los últimos años, evidenciando además la necesidad de hacer cambios (o reforzarlos) en el diseño de políticas e instituciones.

A esta altura, aún se trata de entender como no se pudo anticipar los altísimos costos reales empleo y producción) que tendría el desplome del mercado financiero internacional. En muchos casos parece que se le cargo mucha responsabilidad a la política monetaria en su rol de determinación de los ciclos económicos pero sobre todo en su rol de evitar las excesivas fluctuaciones del ciclo económico. En fin, pueden darse explicaciones, algunas más elaboradas que otras pero lo que es cierto, es que esta no será la ultima crisis financiera que se viva mundialmente. Ante esta realidad es necesario ponerse a pensar entonces, antes de mostrar excesivo entusiasmo en aún débiles y no concluyentes señales de reactivación mundial, en lo que desde mi perspectiva es más importante, evitar el rebote de la crisis en el mediano plazo, que retenga aún las posibilidades de recuperación mundial y de países como el nuestro.

Pueden decirse que existe pesimismo en mi visión del futuro, pero lo que refleja mi opinión es incertidumbre,  principalmente sobre el futuro económico mundial y eso se sustenta en la historia y en los hechos. La historia financiera mundial rescata que luego de la aparición de una crisis financiera por lo general esta viene acompañada de una nueva en el mediano plazo. El hecho radica ahora entonces en si podemos evitar que se repita la historia. Podemos analizar señales, pero no hay modelos económicos que puedan predecir exactamente si esto ocurrirá, sólo son probabilidades. En un artículo publicado en el 2004 por el FMI, se determinó que las advertencias de crisis que efectivamente terminaron en crisis fueron 333 casos. Sin embargo las veces que se advertía de la llegada de una crisis sin que esta ocurra superaban los 800 casos, por lo tanto es claro que aun nos falta mucho por saber sobre la ocurrencia de las mismas. Si es así deberíamos considerar los argumentos de Ricardo Caballero del MIT cuando menciona que “siempre el factor sorpresa e incertidumbre resulta ser muy importante para el inicio de una crisis”. Muchos dirán que esta crisis se advertía por las señales del mercado hipotecas de Estados Unidos, pero también es cierto que la magnitud de sus efectos ni siquiera se llegó a calcular en las más optimistas proyecciones económicas de los hacedores política de esta parte del mundo. Los pronósticos de crecimiento para este año cambiaron tantas veces como reportes de inflación o de estabilidad financiera aparecían en el mercado y no me refiero sólo al Perú, veamos a Chile, Colombia, y lo mismo se repetía en Europa y en África.
Podemos concluir entonces que, a pesar del análisis de todas las variables económicas que queramos hacer, y todos los modelos que nosotros los economistas hagamos, siempre la incertidumbre será un factor fundamental al momento de hacer política económica, entonces hay que buscar un modelo de crecimiento que sea sostenible, que brinde oportunidades pero también seguridades y estas son las funciones principales que deben enmarcar todas las acciones de los hacedores de política.



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